Una de las más destacadas solistas del bolero desgarrado, pereció como debía ser del corazón, el día lunes 12 julio de 2010 en Miami donde vivía a sus anchas.
Doña Olga no fue ninguna improvisada, pues nacida en Santiago de Cuba el 9 de octubre de 1922, y trasladada a La Habana su familia , tuvo preparación clásica envidiable de técnica vocal, con una de las cantantes predilectas de Ernesto Lecuona: Hortensia Coalla y con el tenor Mariano Meléndez. Estudió la técnica clásica para exaltar en grado sumo el canto popular.
Helio Orovio aseguraba que la iniciadora del estilo tan particular, fue la recatada Olga Rivero, pero quien lo desarrolló en toda su exuberancia fué la Guillot, con su impulsiva, atractiva y fecunda personalidad artística. Puede decirse que creó una modalidad de la cual tomaron algunos aspectos y en algún momento, sin dejar de ser originales , artistas tan descollantes como: Elena Burke, Guadalupe Yoli (la Lupe), incluso la rumbera Celeste Mendoza, o la más cercana a su manera y repertorio, Annia Linares.
De niña, a los nueve años, ya actuaba cantando tangos. Su estreno profesional lo realizó con su hermana María Luisa, cuando constituyeron el dúo de las hermanas Guillot, que se presentaron y ganaron en 1936 en la Corte Suprema del Arte. Posteriormente fue invitada al conjunto Siboney el primero de su especialidad, devino cuarteto y que dirigía la pianista y compositora de las dos Gardenias y de otras canciones más, Isolina Carrillo. En esa agrupación también cantó Celia Cruz.
Empezó a ganar prestigio como solista en la emisora 1010, donde cautivó y “guillotinó” a su primer esposo Ibrahim Urbino, reconocido militante comunista quien la apoyó con devoción . En 1945 logró un éxito con la canción Lluvia gris y ese mismo año fue invitada del pianista y compositor Facundo Rivero, quien la presento en el Zombie Club.
En diciembre de ese mismo año, en los premios de la ACRI fue proclamada Cancionera del año Para 1947 despegó a sus giras internacionales. Primero fue México, país donde grabó con la Orquesta del gran compositor Gonzalo Curiel y filmó su primera figuración en película, con la Venus de fuego.
Luego la artista se trasladaría a Nueva York, donde provocó algún entusiasmo y donde Miguelito Valdés tan altruista siempre, la llevó a apoyar grabaciones de promoción para Chano Pozo al lado de Arsenio Rodríguez, Tito Rodríguez, y Machito. En 1951 siguió viajando por Argentina, Chile, Perú, Brasil,, Venezuela, Puerto Rico , República Dominicana y Colombia, de donde no conocemos más detalles, que el divulgado este mes por Julio Sánchez Cristo y Alberto Casas por la W Radio, donde ella les susurraba muchos episodios de su vida, entre otros que su amor en Colombia había sido el malogrado cantante colombiano Conrado Cortés. Es probable también, que fuera en esta gira a Chile, donde Arturo Gatica le presentó a su hermano, a quien ella convenció para que incursionara en el bolero, pues el prometedor cantante Lucho Gatica, sólo estaba dedicado a interpretar aires folklóricos.
A partir de 1954,1955 y 1956, fue seleccionada como La Cancionera de esos años, por los críticos de radio y televisión de Cuba. El suceso lo había logrado en discos Puchito con las formidables versiones de: Miénteme del Chamaco Domínguez, Vivir de los recuerdos de Bobby Collazos, Palabras Calladas y Soy tuya de Juan Bruno Tarraza, que después en México se convertiría en el favorito de de sus pianistas acompañantes.
EL GENERAL HUYÓ AL AMANECER
Al irrumpir La Revolución Cubana, Olga se encontraba como atracción estelar del Cabaret Tropicana, y también actuaba en El Sans- Souci y en el Montmartre, además de la Televisión donde era luminaria. Resonaban por toda la isla sus versiones de La gloria eres tú de José Antonio Méndez, No de Armando Manzanero Sabor a mí y La mentira de Álvaro Carrillo.
Pronto en Cuba se decretó la Reforma Urbana por la Revolución , en la cual se ordenaba a los propietarios de varias viviendas quedarse con una sola propiedad. Tengo fotografía de un edificio que ella tenía en El Vedado de unos seis pisos. Doña Olga no soportó que le quitaran sus bienes , restringieran su independencia y planeó la oportunidad de irse de Cuba, salida que le surgió rápido en 1961, cuando aprovechó un contrato a Venezuela para radicarse en ese país. Después vivió en México una larga temporada, que finalmente alternaba con su sede en Miami, desde donde viajaba el mundo entero.
De Cuba salió con su hija Olga María, fruto viviente de la unión con el maestro René Touzet, a quien Olga Guillot le planteó el argumento en apariencia sólido y convincente, de que sería muy importante lograr procrear una criatura donde se sumaran el genio del compositor con el virtuosismo de su voz, y los trascendiera artísticamente a los dos .
QUISO OMITIR EL FINAL
Con el tiempo y en la medida que sus facultades vocales decaían, sus grandes virtudes fueron suplantadas por una exageración dramática chocante, un ego inflamado y sectario que hacía declaraciones inconvenientes, y el abuso de una cantidad de gestos artificiales y sin credibilidad que sus incondicionales más cercanos no le criticaron, porque tampoco era fácil hacerlo.
Fueron los tiempos., cuando recurrió hasta el cansancio – como en el disco de 1977, bautizado “Lo Nuevo de Olga” a la sobreactuación desbocada y con salidas en falso. Lo que era emoción, y canto singular, se contagió de extraños ingredientes, que la llevaron casi inconscientemente a erigirse en la Reina del solloz, cuando era antes una virtuosa de la voz y el género romántico..
No obstante su estilo particular, extrovertido y explosivo, doña Olga mantuvo su vigencia hasta hace pocos años. Aún en Abril de 2009, se reconcilió y cantó después de casi medio siglo de prevenciones políticas con Omara Portuondo, en un encuentro musical, que fue celebrado con hilaridad en República Dominicana. Como lo expresé con Celia Cruz, debo reiterar ahora, que el gran prestigio mundial de figuras de la cultura y de la música como Olga Guillot, podrían prestar mejor servicio al propiciar la unión de la comunidad cubana, que apuntándose a uno de los bandos de la enconada disputa.
No obstante su larga y fértil trayectoria, aún acariciaba el proyecto ideal de grabar en ciudad de México con una Sinfónica de ese país, pues no se resignaba al retiro que sus 87 años le recomendaban y que finalmente le llegó esta semana.
Ha partido esta diva formidable que abrió muchos senderos , pero por fortuna lega para las actuales y futuras generaciones, la cuantiosa realización de más de 70 acetatos, 20 discos CD y su figura registrada en múltiples películas, documentales y videos que nos permiten evocar los mejores aportes y gracias de su arte incomparable
Por: César Pagano Villegas
Bogotá-Colombia